viernes, diciembre 02, 2005

La Libertad de la Cimas II


Finalmente fuimos el fin de semana pasado mi padre, mi hijo mayor y 2 amigos montañeros. No había recabado en un pequeño gran detalle pero efectivamente junté 3 generaciones de mi familia lo cual considero una bendición que espero poder repetir muchas veces más en el futuro.

El cerro que subimos fué el Mirador del Morado, la idea era que mi hijo y mi padre acamparan a los pies de este y yo con Nolberto y Jaime atacaramos la cumbre al día siguiente.

Partimos muy temprano, tipo 3 AM, con muchas ganas de llegar pero una rimaya (grieta transversal) nos hizo perder más de una hora, ya que tuvimos que armar seguros, poner cuerda, etc. para poder cruzarla, cosa que finalmente logramos. Luego de ello subimos por la canaleta del costado derecho, de 50 a 55° de pendiente, hasta el lomo.

Quiero compartir esto pues para mi significa mucho, el haber hecho una ascensión con ellos. Tres generaciones, un objetivo.

Gracias a Dios, salió todo bién y regresamos sin novedad.

3 comentarios:

Gabriel Bunster dijo...

Que buena foto, imagino de la cumbre; espectacular. Esta historia complementa el cuento en vivo y en directo que te escuché, asi que sè la ruta que suguieron en la foto del post anterior.
Buena aventura sin dudas; que emociones.

Andrea Brandes dijo...

Te cuento una historia...
Mi abuelo llegó como cadete naval a bordo del primer buque escuela alemán que zarpó de la Alemania de la post guerra (primera Guerra Mundial). Se quedó en Valparaíso. No sabía castellano pero sabía tocar el piano y se ganaba la vida acompañando películas del cine mudo. Llegó el cine sonoro y quedó cezante. En estado de pobreza Franciscana se vino a Santiago y casi se fue de espaldas al contemplar la Cordillera. Se apasionó por los cerros. Un día subió al Mirador del Morado y rescató el testimonio dejado por otro andinista, una cajita de lata, que en su interior contenía una hoja de cuaderno en el que aparecía un poema de Goethe en alemán, y firmado por...Ernesto Neitzel, su compañero de banco en el colegio de pueblo de su Alemania natal!!! Con la pelotera de la guerra se habían perdido la pista. Se reencontraron a partir del papelito en el cerro, se abrazaron llorando de felicidad, de nostalgia, de impresión..! Neitzel, que trabajaba en Ferrostahl,una empresa alemana importante, le consiguió pega a mi abuelo y terminaron las penurias.
Los dos amigos no se separaron más. Neitzel murió en los años 70, mi abuelo en los 90, pero mientras compartieron su tiempo en esta patria adoptiva, se iban a los faldeos de los cerros, y sabes qué...? paseaban del brazo.

Pablo dijo...

Que linda historia, realmente digna de Ripley´s.

Veo tanta belleza y magia en nuestras montañas que no me cuesta creer lo sucedido a tu abuelo.

En fin, estoy seguro de que la semilla de tu abuelo dió grandes frutos y te agradesco que hayas compartido tan gran historia.

Un abrazo.